La ejecución de la nueva solería en
mármol crema ha sido laboriosa ya que, aunque no cubre más de 250
metros cuadrados
y todas las piezas han venido cortadas previamente de fábrica: se
han manejado cinco tamaños distintos de baldosa rectangular a
combinar en el tapiz, dos tamaños de baldosa curva en la galería y
diez piezas singulares en los encuentros y los umbrales.
Se comenzó por la nave y luego se
ejecutó el presbiterio. Para el replanteo de las piezas
rectangulares del tapiz se tomó como referencia una línea paralela
a la pared del presbiterio y para el de las piezas curvas de la
galería un punto de la nave a modo de centro de los cuatro arcos de
circunferencia de los paramentos. Empezaron a colocarse
simultáneamente las piezas curvas del perímetro -para construir el
rebaje de encuentro con los paramentos- y la hilada de piezas
rectangulares tangente al presbiterio. Posteriormente se colocaron
las baldosas rectangulares precortadas para construir el encuentro
con las baldosas curvas y por último, las piezas singulares, cuyas
dimensiones se verificaron in situ con unas plantillas antes de
encargarlas definitivamente.
Una vez dispuestas todas las baldosas,
se han ejecutado los huecos de ventilación de la galería de
instalaciones, se ha aplicado una lechada blanca en las juntas y se
ha realizado el tratamiento final de acabado apomazado.
El nuevo pavimento se ofrece como una
superficie continua neutra que aporta un tono cálido al interior, en
correspondencia con los tonos dorados de la arquitectura de la cúpula
y las maderas policromadas de los retablos. De este modo, se
concluyen las actuaciones en materia de conservación que se
propusieron con el fin de aislar la solería del terreno, registrar
las instalaciones en una galería perimetral enterrada y ventilar la
base de los muros.
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