Junto a los trabajos que se están realizando para rescatar las
pinturas murales del intradós de la tribuna del lado del Evangelio del
presbiterio, se ha procedido a ampliar una serie de catas que se habían realizado,
en los muros laterales, antes de la redacción del proyecto, descubriéndose unos
marmoreados de gran calidad.
Estas pinturas murales se encuadran dentro de la reforma a la que
fue sometida la iglesia a finales del siglo XVIII. En su ejecución, siguen las
técnicas polícromas de imitación de mármoles, que se realizaban a finales de
este siglo y como antesala al neoclasicismo. La técnica del marmoreado presenta
una terminación de estucado pulido, siguiendo en su diseño el efecto del ágata
de Míjas que se colocó, en el frente de altar del retablo mayor, durante las
reformas llevadas a cabo en 1790.
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