Una vez concluida la
recuperación íntegra de las pinturas murales, con la eliminación
de las capas de cal que las cubrían, se ha procedido a su fijación
y conservación.
Esta tarea ha
consistido en la limpieza superficial, en la que se han retirado los
morteros añadidos así como los objetos anclados como el cableado
eléctrico, etc. Acto seguido se ha continuado con la fijación de
estratos, asegurando especialmente aquellas zonas que presentaba
desprendimientos, con el consecuente relleno de oquedades, sellado de
grietas, reintegración de volumen y tratamiento de lagunas de
mortero.
A continuación,
pasamos a la fase de reintegración cromática de la policromía,
aplicada solo en los tondos y casetones que conforman el diseño del
conjunto de las pinturas.
Por
último, hay que tener en cuenta que los estratos murales llevan en
su composición aditivos que les confieren fuerza, estabilidad y
protección ante las oscilaciones medioambientales, por
lo que hay que cuidar la protección final, aplicando
barnices aptos para este tipo específico de pintura mural y su
soporte.
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