Las
catas que se realizaron en
los muros laterales del presbiterio, confirmaron la existencia de
estucos marmoreados.
Tras
proceder a su recuperación, fueron apareciendo marmoreados de dos
tipos, unos en los paramentos que imitan a la piedra ágata de Mijas,
que se encuentra situada en el banco del retablo mayor, y otro en los
elementos estructurales verticales y horizontales imitando al jaspe.
Una
vez recuperada la
totalidad de los estucos, han quedado a la luz una serie de grietas y
lagunas que presentan pérdida de material. Esto ha dado paso a un
fase de reintegración polícroma en los marmoreados, tanto en los
paramentales, de tonos marrones, como en los estructurales de color
rojizo.
En
aquellas lagunas de mayor entidad se van a rellenar las oquedades de
la fábrica de ladrillo, aplicando sobre ella una preparación
de enfoscado (mortero de cal) de mayor grosor. Por último, para
preparar la pared, se le añade un enlucido más fino, a base de
polvo de mármol, sobre el que se reintegran las tonalidades en
función de los colores antes mencionados.
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