Tras
llevarse a cabo la fase de reintegración cromática en aquellas partes del
retablo mayor que lo necesitaban, hemos iniciado una nueva fase que consiste en
aplicar la protección final de policromías y dorados.
El
barniz protege las superficies pictóricas, que en la mayor parte, se encuentran
muy alteradas debido a la incidencia directa de los agentes externos. Con miras
a que no se produzcan discrepancias ópticas en la gama de colores, quedando
unas partes más oscuras que otras, se han llevado a cabo una serie de pruebas
previas que nos permiten determinar cuál es el barniz más idóneo para usar en
este retablo. A la vez el barniz seleccionado debe de garantizar la protección de
la arquitectura lígnea de las radiaciones ultravioletas.
Los
trabajos de barnizado se han iniciado por el ático, siendo protegidas aquellas
partes tratadas, una vez secas, para evitar que se vuelva a acumular polvo en
suspensión, durante el transcurso de las obras en el resto de la
iglesia.
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