El pasado lunes, 19 de
mayo, tuvimos el placer de recibir a un grupo de alumnos que cursan
segundo de Historia del Arte en la Universidad de Málaga,
coordinados por la profesora Reyes Escalera.
A continuación
transcribimos el texto que nos han remitido en relación a la visita:
“¡Mis alumnos
tienen que ver todo esto! Es lo primero que pensé cuando, junto a
dos colegas, admiraba las pinturas y escuchaba las explicaciones de
Antonio Martín Pradas sobre la restauración a la que estaba siendo
sometida la iglesia del Santo Cristo de la Salud. Pocos días
después, el lunes 19 de mayo, cuarenta alumnos de 2º curso del
Grado de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, junto a tres
de sus profesores, Rafael Sánchez-Lafuente, Javier Ordóñez y quien
esto escribe, Reyes Escalera, nos aventuramos a vivir una de de las
experiencias más gratificantes de mi carrera universitaria: la
restauración integral de una iglesia. Pero no de una cualquiera,
sino una de las más señeras de la ciudad, interesante por su
historia, por su disposición y planta y por el programa iconográfico
de la cúpula y que, como muy bien apuntó el añorado Agustín
Clavijo, es un conjunto único en toda Andalucía.
Alumnos y alumnas,
jóvenes entusiastas deseosos de aprender, escucharon con atención
las explicaciones sobre la historia del colegio e iglesia y sobre las
técnicas de restauración, y pudieron contemplar “in situ”
aquello que conocían sólo en teoría. Es indescriptible sus miradas
de asombro cuando, finalizado ya el último tramo de escalera que nos
llevaría a la cima del andamio, se “toparon” con dieciocho
figuras de hombres y mujeres que, según cuentan sus biógrafos,
fueron martirizados por su fe; allí estaba santa Catalina pisando al
emperador, santa Águeda sosteniendo una bandeja con sus pechos
cercenados o santa Cecilia tocando el órgano. No podían faltar San
Jorge, con el dragón al que sacrificó, San Lorenzo con la parrilla
en la que fue “asado” o San Ignacio de Antioquía junto a los dos
leones que le devoraron.
Sí que es cierto, y
todos lo hemos podido comprobar en alguna ocasión, que el mero hecho
de contemplar una obra de notable calidad cautiva nuestros sentidos,
pero si a esto se añade una explicación rigurosa y detallada, pero
al mismo tiempo amena y entretenida, la satisfacción es doble, por
lo que sólo me queda añadir: GRACIAS Antonio por tu amabilidad, tu
infinita paciencia y tu cortesía. Sin ti esta visita no nos hubiera
cautivado como lo ha hecho”.
Como coordinador del Plan
de Comunicación y Difusión, dentro del que se inscribe el Programa
“Obra abierta”, agradezco a Reyes Escalera estas palabras, que
vienen a ratificar que estamos realizando un buen trabajo en lo que
respecta a la intervención integral y en lo que se refiere al
trabajo de difundir la restauración de un edificio tan emblemático
e importante para la ciudad de Málaga.
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