Con la finalidad de
contar con una idea general de la decoración pictórica que se
distribuía por los distintos espacios de la nave de la iglesia, se
realizaron una serie de catas que sacaron a la luz nuevas pinturas
murales ocultas por varias capas de cal.
Por regla general los
paramentos de la nave, los cuerpos de las pilastras, las hornacinas y
las tribunas se presentan encaladas en blanco.
En el entablamento se
mantiene el orden toscano donde bajo cada triglifo se dispone la
régula y las gotas. Estos elementos están recubiertos por pan de
oro, al que han aplicado sombras con veladuras en tonos rojizos
reflejando sus propias sombras con los colores negro y gris.
En cuanto a los
capiteles de las pilastras, presentan la misma técnica, pan de oro
en las molduras y en el equino. Las superficies planas se muestran en
blanco, el ábaco con líneas negras y grises con la sombra de la
moldura superior, y el collarín con tres rosetas de cuatro pétalos,
una al centro y una angulada en cada esquina.
Gracias a la
colocación de un andamio perimetral en el lado norte de la nave, se
están llevando a cabo la recuperación de estas pinturas murales,
encargándose de los trabajos Manuel Ángel Martínez Montiel apoyado
por José Morillo García, ambos restauradores del IAPH. Cuando se
concluyan estos trabajos, el andamio perimetral se trasladará al
lado sur, donde se procederá a realizar la misma intervención.
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