Los
restauradores del IAPH, encargados de sacar a la luz las pinturas murales ocultas existentes en el friso del
entablamento, dan por concluido los trabajos en las ocho pilastras que cubren
la nave en el frente Norte.
Se han
recuperado las régulas y las gotas bajo cada triglifo, así como las
decoraciones de los capiteles y las basas de las pilastras de orden gigante
distribuidas por las naves. Los motivos decorativos del collarín de los
capiteles, formado por tres rosetas, están realizados con lámina metálica o pan
de oro al que se han aplicado veladuras para resaltar sombras y volumen. Desde el punto de
vista visual, esta recuperación contribuye a dar mayor verticalidad a la nave,
presentándose como nexo de unión entre las pilastras y el entablamento.
También se han
recuperado las decoraciones lineales de las basas, realizadas a base de pan de
oro, destacando visualmente esta parte intermedia que la diferencia claramente
del pedestal y del propio cuerpo de las pilastras.
Paralelamente se han
recuperado los perfiles originales que se habían perdido tras las sucesivas
capas de pintura de los paramentos. Estas repolicromías se han eliminado de
forma mecánica, reconstruyéndose volumétricamente los perfiles perdidos con la
finalidad de facilitar la lectura original de la arquitectura.
Cuando se concluyan
estos trabajos, el andamio perimetral del lado Norte será trasladado al lado
Sur, donde se realizará la misma labor.
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